Hace poco unas amigas me estuvieron pidiendo consejos de viajera, querían
saber mi experiencia con las maletas y todos los otros preparativos que
conlleva un viaje aventurero. En muchos sentidos unas vacaciones en hotel son
diferentes a un viaje, tú pagas el hotel por anticipado y no tienes que
preocuparte por la comida, ni la dormida, ni el equipaje, ni siquiera por el
viaje del aeropuerto al hotel. Puedes llevar todas las maletas que quieras
porque en definitiva no tendrás que cargarlas más de 5 minutos y en cuanto llegues
al hotel habrá alguien dispuesto para llevarlas a tu habitación.
En un viaje nadie carga las maletas por ti, es un poco como la vida, tendrás
que cargar en tu espalda las decisiones que tomaste antes de salir. Cada cosa
que lleves que no tenga un oficio especifico te pesara todo el camino y estará ahí
para recordarte que te equivocaste. Suena un poco radical, pero cuando tu
cuerpo llega a su límite medio kilo pesa más que la conciencia más negra.
¿Porque viajo yo? Me han preguntado mucho sobre esto. ¿Porque viajar bajo
las condiciones que viajo? Debo explicarlo, porque así como está escrito suena
al viaje más mochilero del mundo, y tampoco es así. Yo no soy de ese tipo de
personas que echa dedo, que duerme en carpa y no le importa dejar de bañarse
varios días, creo que nunca podría sobrevivir a un viaje así; exijo por lo
menos unos pocos lujos, y el baño no es algo que estoy dispuesta a dejar de
lado. Lo que hago simplemente es un poco distinto a la forma que me educaron y
a los privilegios que mi mama y mi papa me dieron cuando era niña. Puedo decir
que es una pequeña rebelión en contra de mi estilo de vida cómodo. Cuando viajo
me empujo a mí misma y me pruebo una y otra vez. Pruebo mis límites y mi
resistencia, me pierdo y me encuentro constantemente y siempre descubro que soy
más fuerte y más capaz de lo que jamás había pensado. Viajo en bus por horas,
como más modestamente, camino sin descanso en los lugares más insólitos y tengo
las aventuras más emocionantes, los mejores recuerdos. Es prácticamente
imposible recordar un viaje sin sonreír o recordar esa vez que... hicimos un
amigo de prisión...
Últimamente he dejado de viajar sola, ahora tengo un compañero de viaje
tan incansable y tan dispuesto como yo, sin embargo los viajes no han dejado de
ser para nutrir mi espíritu. Tengo la creencia muy arraigada que no viajar
marchita el alma, lo convierte a uno en un ser que se conforma. Se conforma con
el estilo de vida que el mundo diseño para él, con las presiones sociales que
trae cada edad, con la vida que le toco y el trabajo que lo consume de lunes a
viernes. Cuando viajo abro mi mente a nuevas experiencias, nuevas formas de ver
la vida y voy descubriendo poco a poco lo que espero de mi como persona y
el camino que quiero seguir. Voy eligiendo un camino, inentendible para mi
mama, sin presiones, sin deudas, sin ataduras. Soy un ser libre, libre para
entender el mundo como yo quiera, sin limitaciones, libre para descubrir una
cosa tras otra y darle un sentido único. Al final del día creo que la mayoría
de gente cree que estoy loca, pero que más da, realmente soy feliz viviendo así.
Tengo mil millones de experiencias, mil millones de fotos mentales y
recuerdos emocionales. Cuando recuerdo una ciudad la recuerdo con el corazón,
recuerdo lo que sentí en el momento que caminaba por sus calles, lo que era
sentarme en una esquina y ver como el mundo pasaba frente a mis ojos y no me incluía;
recuerdo la belleza y la fealdad. Mis recuerdos más vivos son los olores y los
colores. De todo eso se nutre mi espíritu y mi creatividad. Si me ponen a
enunciar mi ciudad favorita es prácticamente imposible, puedo añadir a la lista
hasta 5 ciudades o crear listas paralelas. París, San Francisco, Budapest, Barcelona, Montevideo, St. Augustine.... la lista sigue cada una de las
ciudades se robó una parte de mi corazón, en cada una de esas ciudades descubrí
partes de mi hasta antes desconocidas. ¿Cómo no amarlas a todas?
Un consejo en particular, descubran cada ciudad con su corazón, abran su
alma a las nuevas experiencias sin ponerlas en una categoría y aprenderán a
vivir con libertad. Viajen o vacacionen o mochileen como más les guste.
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